miércoles, 27 de diciembre de 2006

TENGO QUE CONFESARTE ALGO

Quisiera poder entender y llevar mejor estos cientos de kilómetros que nos separan; no obstante no logro aún aceptar tu lejanía, no consigo esperar pacientemente el día en que de nuevo pueda verte.

Cuál es el precio de la calma a ver si compro un poco para mi alma?
Vale la pena la resignación o es la resignación una derrota, que no significa más que el abandono mismo de mis pasiones y deseos más significativos?
Por qué no puede mi corazón conformarse con este inmenso amor que nos tenemos?
Por qué te necesito tanto, mujer?
Por qué me quitas el sueño y llenas mis noches de esperanzas y tristezas, de ilusiones y de apatía, de tu voz y de mi soledad, de tu risa y de mi oscuridad?
Tengo que confesarte algo, amor de mi vida, mi única amante, mi mejor compañía... No sé estar sin ti. Te necesito a mi lado. No quiero a nadie más, pero no te quiero lejos!
Entiéndeme por favor e interpreta mis palabras sólo como lo que son: un grito de desesperación...

No me dejes nunca, mi amor, porque sólo tú has logrado que yo vuelva a soñar, porque sólo tú puedes hacerme la mujer más feliz.

Te extraño

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